CUANTO MÁS TENEMOS MENOS CÓMODOS ESTAMOS
Intelectuales han argumentado convincentemente que el dolor y el placer forman dos motivaciones poderosas que subyacen prácticamente en cada decisión humana y en el comportamiento humano
Simplificando las cosas, creo que cuando hablamos de dolor y placer, los dos se interconectan en nuestro cerebro. Al final es hablar de malestar y confort, pienso que son primos conceptuales si no hermanos conceptuales y creo que es oportuno, habla de confort y molestias porque, y no se equivoquen, vivimos en una era sin precedentes.
La media típica de ciudadanos normales de muchos países, esencialmente vive mejor que el que lo hizo los reyes y reinas de la antigüedad y a eso añadimos maravillas tecnológicas, cosas como la capacidad de saltar entre continentes en el intervalo de un puñado de horas a través de una aerolínea comercial o de la comunicación global. Estas tecnologías no son nada más que este milagro que nos permite llegar a nuestro entorno, tan social como físico y realmente tomar el control de nosotros.
Y de golpe nos quejamos de que estamos solos y que tenemos miedo de la soledad. ¿Miedo de qué? Si pasamos el día con las redes sociales, ¿cómo vamos a estar solos? Si tenemos conexión social a una gran variedad de instantes y opciones de entretenimiento para vencer todo el aburrimiento y toda soledad con la ayuda de la tecnología.
Quiero decir que es absolutamente increíble la capacidad que tenemos para controlar el entorno, para hacerlo menos fácil, menos doloroso y más cómodo, pero creo que es posible que tengamos demasiado. Cada vez necesitamos más y más, y aún más. Y cuando más tenemos más queremos. Y así nos desconectamos de la práctica de sentirse incómodo y soportar malestar emocional y el malestar social.