¿CUÁL ES LA FÓRMULA DE LA FELICIDAD?
Como hemos dicho en las entradas anteriores, la pregunta se responde fácilmente. ¿Adivinas la respuesta?
Dejando de BUSCAR la felicidad y empezando a VIVIR la felicidad.
Así que comienza a sonreír más, comienza a perdonar más, a dar las gracias por las pequeñas cosas, por el mundo y el universo. Muchas veces no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos, así que no esperes a perderlo para saberlo porque ya será tarde.
Además, empieza a disfrutar y saborear pequeños placeres, porque focalizarnos en todo aquello que se tiene, genera mayor sensación de bienestar, genera un impacto beneficioso a nivel emocional e interpersonal, incrementando los niveles de satisfacción y reduciendo los síntomas depresivos.
Es un hecho que la alegría, la sonrisa y la felicidad se contagia. La felicidad de la gente depende, en gran medida, de la felicidad de las personas con quien se conecta, pudiendo ser, inclusive, un fenómeno colectivo.
¿No te lo crees? Pues piensa un momento justo en lo contrario. ¿Acaso no resulta agotador y algo negativamente contagioso estar cerca de personas que lo único que hacen en la vida es quejarse continuamente, mostrarse amargados todo el rato y como yo siempre digo cabreados con el mundo? Pues lo mismo, pero al revés.
Hora de la gran pregunta: ¿Cuál es la fórmula de la felicidad? Pues simple y llanamente la voluntad de la persona. Todas aquellas actividades intencionadas que dependen de nosotr@s.